La recuperación de Caracas después de la independencia fue dura y trabajosa. La primera Escuela de Música se hospedó en la Academia de Bellas Artes, fundada en 1849. La ópera llegó a la capital en 1854, de la mano de Hernani de Verdi.
A pesar de la zozobra política del período, los caraqueños se aficionaron a los espectáculos musicales de ópera, zarzuela y vals.

Los estudios impartidos en el conservatorio fundado por Felipe Larrazábal en 1868 eran mediocres.
Dos familias de músicos destacan en este yermo: los Montero y los Carreño. José María Montero, alumno de Landaeta, ha dejado composiciones carentes de originalidad, pero su hijo. José Ángel, exhibía cierto talento en las composiciones sacras y se convirtió en el primer representante venezolano en zarzuela.

En la familia Carreño nació un músico excepcionalmente brillante: Teresa, cuyas majestuosas interpretaciones pianísticas la hicieron mundialmente famosa y sucitaron la admiración de FranzLiszt, Johannes Brahms, Edvard Grieg, entre otros. Hoy Teresa Carreno es un mito en Venezuela. El más grande auditorio lleva su nombre y sus restos descansan en el Panteón Nacional.

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pupu
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